APOYO PSICOLÓGICO A FAMILIARES DE DROGODEPENDIENTE

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La familia es, sin duda, la base de la organización social y el marco fundamental para la transmisión de valores, normas y pautas de comportamiento en los hijos. Cada familia es distinta en su funcionamiento; no hay familias idénticas, de modo que no existen unas reglas de oro para crear una familia perfecta. De todas maneras, sí se puede hablar de ciertos patrones y/o pautas adecuadas para que el funcionamiento familiar sea lo más óptimo posible. 

La familia es un organismo vivo que se transforma, se desarrolla, pasando por diferentes etapas o ciclos evolutivos; en cada una de ellas es necesario el ajuste mediante acomodaciones y adaptaciones según las necesidades de cada momento. Todo esto supone un proceso continuo de aprendizaje, con avances y retrocesos, siendo fundamental la superación de los mismos para que la familia no se quede bloqueada y continúe su crecimiento. Una tarea nada fácil es la de educar a los hijos; es decir, enseñarle a desenvolverse adecuadamente hasta convertirse en personas autónomas e independientes. Para esto, es necesario la transmisión de valores, actitudes, creencias, hábitos y comportamientos que fomenten un estilo de vida saludable.

FACTORES IMPLICADOS EN LA CONDUCTA:

El trabajo realizado desde Barrio Vivo con familias de drogodependientes se centra, básicamente en:

INFORMACION Y ORIENTACION

1)  Información sobre el curso cíclico de las drogodependencias. Las familias, en concreto las madres, que suelen ser las cuidadoras principales y responsables de la búsqueda de ayuda profesional, sienten un gran desconcierto ante la situación que acaban de descubrir. La falta de información y la ansiedad ante lo desconocido conducen a éstas a un cuadro ansioso- depresivo. Por otra parte, la falta de medios, la desorientación y el temor a las posibles reacciones del resto de la familia, se consideran aspectos necesarios a trabajar desde las primeras sesiones.

2)  Orientación acerca de los estadios y procesos de cambio, según el modelo de Prochascka y DiClemente. El drogodependiente pasa por una serie de fases desde la toma de conciencia de su adicción, la motivación para un posible tratamiento, hasta la decisión de llevarlo a cabo, así como su posterior mantenimiento. Por todo ello, se conciencia a las familias del largo proceso que supone una conducta adictiva. Existen una serie de indicios que las familias deben conocer para detectar y hacer frente a una posible adicción: la pérdida de peso, el cambio de amistades, las mentiras frecuentes, el aislamiento familiar y sobre todo, los cambios de humor y un incremento en el gasto económico. Ante esta realidad, se les indica cómo actuar:

  • No interrogar ni acusar directamente al hijo del consumo de sustancias.
  • No culpabilizar ni castigar a ninguno de los miembros de la familia, pues las drogodependencias responden a un origen multicausal.
  • Hablar abiertamente con el hijo de la duda y el temor que están sintiendo. Aun cuando el hijo niegue el consumo, los padres deben mostrar una actitud de ayuda y búsqueda de posibles soluciones.
  • Establecer unas normas y reglas claras, junto con las consecuencias de su incumplimiento, para devolver el control de la situación familiar a los padres. El hijo ha de conocer estas reglas para ir responsabilizándole de las consecuencias de sus acciones.

APOYO, ENTRENAMIENTO Y PREVENCION

3)  Apoyo psicológico y entrenamiento en estrategias de afrontamiento. Nuestra experiencia clínica con madres de drogodependientes confirma la tensión a la que están sometidas durante todo el tratamiento. Son muchas las situaciones que las llevan a experimentar un estrés continuo, pues el drogodependiente arrastra, además de su adicción, una serie de problemas médicos, legales y socio- laborales. Cada uno de estos aspectos es trabajado de manera puntual, de forma que permita al familiar ir avanzando en la resolución de problemas.

Aunque sea la madre la que acude generalmente a consulta, fomentamos igualmente la implicación del resto de la familia, para conseguir una mayor responsabilidad por parte de todos los miembros. En muchos casos supone una tarea difícil, ya que la figura materna ha sido desde siempre la encargada de los cuidados y atenciones de sus hijos. Otras dificultades añadidas serían la falta de coherencia en las pautas de comportamiento, la inconsistencia en cuanto a reglas y límites y las relaciones de pareja deterioradas.

4) Prevención de recaídas. Es necesario preparar a la madre para que afronte adecuadamente una caída/recaída del drogodependiente. Se diferencia entre un consumo ocasional (caída) y un reinicio del anterior consumo (recaída). Se hace un listado de las posibles situaciones desencadenantes de una recaída, como: estados emocionales, tanto positivos como negativos, dificultades laborales, frecuentar ambientes de consumidores,…

Incidimos en la importancia de una actuación temprana, de manera que pueda prevenirse una vuelta al consumo.